PÍA SOCIEDAD DE SAN FRANCISCO DE SALES

SALESIANOS DE DON BOSCO

 

Salesianos de Don Bosco en el Mundo 

Salesianos de Don Bosco en el Perú 

Basílica de María Auxiliadora en Turín  - Italia

Basílica de María Auxiliadora en Lima - Perú

Parroquia Salesiana Sagrado Corazón de Jesús, Magdalena, Lima

Parroquia Salesiana San Juan Bosco, Callao - Perú

Imágenes de María Auxiliadora

Imágenes de San Juan Bosco

Imágenes de Santa María Mazzarello

Imágenes de Santo Domingo Savio

Imágenes de San Artémides Zatti

Monseñor Octavio Ortiz Arrieta

 

 

Como todas las Órdenes y Congregaciones religiosas, los Salesianos también tienen su propio escudo de armas que resume el típico "programa" de identidad, misión, medios y métodos elegidos por San Juan Bosco, su fundador, y sancionados por la Iglesia.  Es un mensaje y un compromiso.  La Pía Sociedad de San Francisco de Sales fue fundada por Don Bosco el 18 de diciembre de 1859 - con decreto de alabanza el 23 de julio de 1864 y aprobación apostólica en 1874 - con el objetivo de educar y educar a los jóvenes en las escuelas literarias, profesionales y agrícolas. y en las diversas instituciones y misiones juveniles.
 

Se convierte así en un "signo" útil para recordar y traducir en acción su propia característica, como "signo" de un servicio al que se dedica toda la vida personal y común de quien se reconoce.  El escudo de armas salesiano, según las reglas no simples del blasón, se describe de la siguiente manera: "En azul al ancla de dos ganchos naturales, atados en oro, colocados en un poste, acompañados a la derecha del busto del obispo San Francisco de Sales, nimbato del último, con rostro y manos de tez y hábito de prelado de púrpura, mirando hacia la izquierda, en el acto de escribir, sobre un escritorio marrón; acompañado a la izquierda por un corazón rojo, flameante de oro, coronado por un cometa de seis puntas, con una cola ondulada colocada en una banda, todo en plata; acompañado en la punta por un bosque que termina en cerros y montañas nevadas, todo natural.  El escudo ovalado arrugado está coronado por una cruz latina trifoliada de oro, con la esperanza de lo último; desde lo alto de la cabeza del escudo se extiende un rayo de rayos dorados en una barra que llega hasta la nimbatura del santo obispo de Sales.  Unidas al escudo hay dos ramas de palmera y laurel en un verdor natural y frondoso, decoradas en los extremos y en el dobladillo de la cabeza dos guirnaldas de rosas en flor y hojas naturales.  Debajo del escudo, en la ondulante lista plateada, el lema en mayúsculas de color negro: De mihi animas caetera tolle (Dame almas toma el resto).


Querido por Don Bosco, el escudo condensa el mensaje a transmitir a sus hijos, precisamente como advertencia de una identidad.  En consecuencia, en este emblema aparece el carisma del mismo Don Bosco, quien lo sugirió, lo definió, lo subrayó con un lema, para que un proyecto de vida religiosa se transpire en el conjunto.  Pero no tenía prisa por proponerlo.  Veinticinco años después de su fundación, la Congregación Salesiana aún no se había entregado la insignia propia de todas las familias religiosas.  Se utilizó como sello la figura de San Francisco de Sales, rodeada de una inscripción en latín que designa a la "Sociedad Salesiana".


No fue hasta el 12 de diciembre de 1884 que el tesorero general Don Sala presentó al Consejo General una miniatura del escudo de armas diseñado por el profesor Giuseppe Boidi de Turín, para ser colocado en la nueva basílica del Sagrado Corazón en Roma.  Con algunas ligeras modificaciones, se aprobó el diseño.  Del original, el escudo parecía estar cargado por un gran ancla colocada en un poste, con el busto de San Francisco de Sales a la derecha heráldica (izquierda para el observador) y un corazón en llamas a la izquierda (derecha para el observador).  En la cabeza había una estrella radiante, en la punta, en cambio, apareció una arboleda, que recordaba el sobrenombre de la familia Bosco, en la residencia del Becchi, terminando en las colinas, que recuerdan a las colinas de Monferrato y las montañas nevadas.  El escudo oval arrugado estaba rodeado por dos ramas, una de palma y otra de laurel, entrelazadas con los tallos.  Una guirnalda de rosas coronaba la parte superior del escudo, coronado por una cruz latina trifoliada. 
A Don Bosco, sin embargo, no le gustó la estrella de cinco puntas que coronaba el escudo, porque recordaba claramente a la estrella masónica.  Entonces lo hizo quitar, dejando la cruz trifoliada destacada.  Posteriormente se agregó la estrella, pero con seis rayos, en el escudo, sobre el corazón, en forma de cometa, para completar el tríptico simbólico de las virtudes teologales.

 

El escudo definitivo apareció por primera vez en forma oficial al final de una circular fechada en diciembre de 1885.  Desde esa fecha se mantuvo prácticamente inalterado.  Los símbolos abundan claramente.  Por la Fe, la estrella; por la Esperanza, el ancla y por la Caridad, el corazón inflamado.  En el simbolismo heráldico, además, la estrella representa la mente vuelta hacia Dios, el ancla, la constancia y el corazón, el amor y la generosidad.  La figura de San Francisco de Sales expresa al santo patrón de la congregación, elegido por Don Bosco inspirado en su caridad apostólica, dulzura y paciencia evangélicas.  La imagen se refiere a un cuadro histórico, pero la adición de un escritorio, una hoja y un bolígrafo indica probablemente la actividad periodística del santo de Chiablese y la actualidad - hoy diríamos "mass-mediale" - que reconoció a Don Bosco, autor de libros y fundador de imprentas, editoriales, revistas, librerías.
 

Como ya se ha destacado, la madera recuerda el apellido del fundador.  Las altas montañas cubiertas de nieve, por otro lado, representan las alturas de perfección por las que los salesianos deben esforzarse.  El laurel y la palma son emblemas del premio reservado a una vida virtuosa y sacrificada; en la disciplina heráldica, el laurel es símbolo de sabiduría y gloria, mientras que la palma, de perseverancia y martirio.  Las rosas presentes en la parte superior del marco del escudo aluden, sin embargo, a un famoso sueño de Don Bosco donde se veía a él y a sus muchachos paseando alegremente en medio de una pérgola florida, mientras las espinas les hacían sangrar la carne.  Finalmente, la cruz latina trifoliada simboliza la santa religión católica.


El lema utilizado en el sello antes de 1884 era "Discite a me quia mitis sum".  El Concilio propuso "Sinite parvulos ven a mí", pero se objetó que ya marcaba otras instituciones religiosas.  El P. Barberis propuso “Templanza y trabajo”, mientras que el P. Durando hubiera preferido la invocación “Maria Auxilium Christianorum ora pro nobis”.  Don Bosco resolvió el problema volviendo a proponer el “Da mihi animas caetera tolle” que había utilizado desde los inicios del oratorio.  El escudo de armas salesiano es, por tanto, una condensación de motivaciones fundamentales para calificar a todo verdadero hijo de Don Bosco.  La presencia indispensable de María Auxiliadora de la que - dijo Don Bosco - todo lo que deriva de los salesianos puede parecer ausente.
  Pero el mismo fundador, y todos los primeros cohermanos, siempre identificó en los emblemas del ancla, la estrella y el corazón, también la referencia a Jesús y su Madre; y este es otro aspecto de la densidad significativa que encarna el signo.
 

Para el escudo de armas de la Sociedad Salesiana de San Juan Bosco, les recordamos que estamos en presencia de un signo que, en heráldica, se llama "hablante", porque contiene una figura, en nuestro caso la madera, que recuerda el apellido del "fundador" de la congregación. También heráldicamente, pues, se carga un emblema mariano en toda regla, así como las figuras del ancla, la estrella y el corazón, en todo el campo del escudo, a partir del esmalte azul, el color por excelencia que recuerda a María, a la Auxiliadora.  De hecho: “no es Don Bosco quien eligió a María; es María quien, enviada por su Hijo, tomó la iniciativa de elegir a Don Bosco y de fundar a través de él la obra salesiana, que es su obra, para siempre ”.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

El LOGOTIPO de los Salesianos Don Bosco se compone, gráficamente, de dos pictogramas superpuestos: sobre el fondo una "S" estilizada (Salesianos) se perfila el negativo atravesando una esfera, como un globo terrestre, delimitado a derecha y a izquierda por dos cortes de colinas/dunas.   En el centro del globo, a caballo entre el sendero "S" y las dunas/colinas, se coloca la segunda imagen: una flecha que mira hacia lo alto, apoyada en tres columnas perpendiculares, encima de los cuales tres círculos rellenos ponen de manifiesto la imagen estilizada de tres personas; la primera, colocada en el centro y más alta, se encuentra en el vértice de la flecha, y las otras dos a los lados, como abrazándose con la figura del centro.  Las tres personas estilizadas y la flecha hacia lo alto, presentan también la imagen de una casa normal, con techo para la lluvia (los brazos) y los pilares para sostenerla (los cuerpos de las tres personas).

 

Las principales fuentes de inspiración de estos elementos son los artículos 7, 21 y 38-40 de las constituciones SDB:

 

a) Don Bosco nuestro modelo

"El Señor nos ha dado a Don Bosco como padre y maestro.  Lo estudiamos e imitamos admirando en él una espléndida armonía entre naturaleza y gracia. Profundamente humano y rico en las virtudes de su pueblo, estaba abierto a las realidades terrenas; profundamente hombre de Dios y lleno de los dones del Espíritu Santo, vivía como si viera al Invisible.  Ambos aspectos se fusionaron en un proyecto de vida fuertemente unitario: el servicio a los jóvenes.  Lo realizó con firmeza y constancia, entre obstáculos y fatigas, con la sensibilidad de un corazón generoso: No dio (un) paso, ni pronunció palabra, ni acometió empresa que no tuviera por objeto la salvación de la juventud. Lo único que realmente le interesó fueron las almas". (C21)

 

b) Presencia con los jóvenes marcada por la Razón, la Religión, y el Amor

"Para realizar nuestro servicio educativo y pastoral, Don Bosco nos legó el sistema preventivo.  Este sistema descansa por entero en la razón, en la religión y en el amor: no apela a imposiciones, sino a los recursos de la inteligencia, del corazón y del anhelo de Dios, que todo hombre lleva en lo más profundo de su ser.  Asocia en una misma experiencia de vida a educadores y a jóvenes, dentro de un clima de familia, de confianza y de diálogo. Imitando la paciencia de Dios acogemos a los jóvenes tal como se encuentra el desarrollo de su libertad.  Los acompañamos, para que adquieran convicciones sólidas y progresivamente se vayan haciendo responsables del delicado proceso de crecimiento de su humanidad en la fe". (C38)

 

c) Camino dinámico que promueve protagonismo de los jóvenes

"La práctica del sistema preventivo requiere en nosotros una actitud de fondo: la simpatía y la voluntad de entrar en contacto con los jóvenes.  Aquí con vosotros me encuentro bien; mi vida es precisamente estar con vosotros.  Estamos en medio de los jóvenes como hermanos, con una presencia activa y amistosa, que favorece todas sus iniciativas para crecer en el bien y los estimula a liberarse de toda esclavitud, a fin de que el mal no domine su fragilidad.  Esta presencia nos abre al conocimiento vital del mundo juvenil y a la solidaridad con todos los aspectos auténticos de su dinamismo". (C39)

 

d) Casa para el encuentro, la educación y la evangelización

"Don Bosco vivió una típica experiencia pastoral en su primer oratorio, que para los jóvenes fue casa que acoge, parroquia que evangeliza, escuela que encamina hacia la vida, y patio donde se comparte la amistad y la alegría.  Al cumplir hoy nuestra misión, la experiencia de Valdocco sigue siendo criterio permanente de discernimiento y renovación de toda actividad y obra. (C40)

 

e) Dinamismo del carisma salesiano en el mundo y en la historia

"Nuestra vocación nos pide que seamos íntimamente solidarios con el mundo y con su historia.  Abiertos a las culturas de los pueblos donde trabajamos, nos esforzamos por comprenderlas y acogemos sus valores, para encarnar en ellas el mensaje evangélico.  Las necesidades de los jóvenes y de los ambientes populares, y la voluntad de actuar con la Iglesia y con su nombre, mueven y orientan nuestra acción pastoral por el advenimiento de un mundo más justo y más fraterno en Cristo. (C7)

 

 

PÍA SOCIEDAD DE SAN FRANCISCO DE SALES

 fundada por Don Bosco el 18 de diciembre de 1859

con decreto de alabanza el 23 de julio de 1864 y aprobación apostólica en 1874

 

RECTORES MAYORES

 

 

San Juan Bosco

(1859-1888)

 

Beato Miguel Rúa

(1888-1910)

P. Pablo Albera

(1910-1921)

Beato Felipe Rinaldi

(1922-1931)

P. Pedro Ricaldone

(1932-1951)

P. Renato Ziggiotti

(1952-1965)

P. Luis Ricceri

(1965-1977)

P. Egidio Viganó

(1977-1995)

P. Juan Edmundo Vecchi

(1995-2002)

P. Pascual Chávez

(2002-2014)

Cardenal Ángel Fernández

(2014-2024)

 

 

 

 

 

 

 

 

INSTITUTO DE LAS HIJAS DE MARÍA AUXILIADORA

 fundado por Don Bosco y Madre Mazzrello el 5 de agosto de 1872

 

SUPERIORAS GENERALES

 

 

Santa Maria Dominga Mazzarello

(1872-1881)

 

M. Caterina Daghero

(1881-1924)

M. Luisa Vaschetti

(1924-1943)

M. Ermelinda Lucotti

(1943-1957)

M. Angela Vespa

(1958-1969)

M. Ersilia Canta

(1969-1981)

M. Rosetta Marchese

(1981-1984)

M. Marinella Castagno

(1984-1996)

M. Antonia Colombo

(1996-2008)

M. Yvonne Reungoat

(2008-2021)

M. Chiara Cazzuola

(2021-2028)

 

       

 

 

 

 

 

 

 

 

 

INSPECTORÍA SALESIANA SANTA ROSA DE LIMA

(ERIGIDA EL 20 ENERO 1902)

 

INSPECTORES

 

P. Juan Vera Alva

(1992-1998)

P. Santo Del Ben Lava

(1998-2004/2010-2017)

P. Vicente Santilli

(2004-2010)

P. Manuel Cayo Astete

(2017-2023)

P. Juan Pablo Alcas Michilot

(2023-2029)

P. Carlos Cordero Rodríguez

(1963-1969)

Mons. Emilio Vallebuona Merea

(1969-1974)

P. Jorge Sosa Núñez

(1974-1980)

Mons. José Ramón Gurruchaga Ezama

(1980-1986)

P. Carlos Giacomuzzi

(1986-1992)

P. Gaudencio Manachino Grassone

(1935-1938)

P. José Coggiola

(1938-1949)

P. Luis Ramasso

(1949-1954)

P. Carlos Orlando

(1954-1959)

P. Pedro Garnero

(1959-1963)

P. Ciriaco Santinelli Rocconi

(1902-1907)

P. José Reyeneri

(1908-1919/1929-1934)

P.Luis Héctor Sallaberry Etchebehere

(1920-1923)

Beato José Calazanz Marqués

(1923-1924)

P. José Pedemonte Solari

(1925-1929)

 

 

 

 

 

 

 

 

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